Escrito Por: Miguel Reyes
Aún no salgo de la consternación por la gran escalada en la violencia en Medio Oriente.
Hace unos años, fui invitado junto a la periodista Esperanza Ceballos para visitar las zonas en conflicto entre Israel y sus vecinos. En aquel momento era el productor del programa “Senderos del Mundo”, especializado en relaciones internacionales.
Estuvimos en el terreno de los diversos escenarios del conflicto, recorriendo los Altos de Golán, Jerusalén, Franja de Gaza, el Kibbutz Zikim –donde observamos cómo era atacado por cohetes katyusha-, y cruzamos por cuenta propia a Jordania y Palestina, donde visitamos la Mukata en Ramala y la ciudad de Belén.
Por más de un siglo se ha mantenido una conflagración entre árabes y judíos por el control de la tierra entre el mar Mediterráneo y el río Jordán.
El 29 de noviembre de 1947, la ONU aprobó un plan para la partición de Palestina en dos naciones: un Estado árabe independiente y uno judío, y un régimen especial para Jerusalén. El 14 de mayo de 1948 Israel declaró su independencia.
Israel hace unos días fue sorprendido con uno de los ataques transfronterizos más graves de su historia, siendo más feroz y agresivo que el sucedido en la guerra de Yom Kipur en 1973, cuando una coalición árabe lanzó un ataque sorpresa sobre las posiciones militares israelíes en los territorios conquistados por el Estado hebreo.
Esta guerra le permitió a Egipto recuperar el Sinaí, pero no Gaza. Pero seis años después, el 26 de marzo de 1979, Egipto se convirtió en el primer país árabe en firmar la paz con Israel, solo seguido por Jordania el 26 de octubre de 1994.
Hamás, fundado en 1987 y considerado una organización terrorista financiada por Irán, controla la Franja de Gaza desde 2007, y fue el que realizó el pasado viernes el ataque contra Israel disparando cientos de misiles, infiltrando combatientes en territorio israelí y secuestrando a ciento de civiles y soldados.
Mientras que en el sur del Líbano, el grupo armado chií Hezbolá lanzó cohetes guiados a posiciones militares israelíes en la disputada zona de Shebaa Farms, “en solidaridad” con el pueblo palestino.
En apenas tres días, van más de 1,500 muertos entre el ataque de Hamás y la represalia de Israel. Ambos bandos afirman que tienen más de 2,500 heridos, mientras Hamás y Yihad Islámica aseguran tener 130 rehenes israelíes.
Ni el fanatismo religioso, ni la reivindicación de territorios, ni nada sobre esta tierra, justifican estas acciones tan espeluznantes, estos actos de barbarie que cuestionan la misma condición humana.
La comunidad internacional está solidarizándose en la condena de estos ataques, mientras el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, aboga por realizar esfuerzos diplomáticos para evitar una ampliación de la conflagración.
Esta muestra de irracionalidad absoluta profundiza aún más el conflicto y la hostilidad, dejando profundas heridas y una secuela de horror, sufrimientos, rencor y deseos de venganza.
Hacemos votos por el cese al fuego y la paz.