Escrito Por: Moisés Álvarez
Dos de los problemas más grandes que actualmente enfrenta la existencia de la vida sobre la Tierra en todas sus formas, incluyendo obviamente la de los seres humanos, son el cambio climático y la carrera armamentista. Del primero se ha hablado mucho (aunque no lo suficiente de acuerdo al autor de estas líneas) y más ahora que se espera celebrar en Glasgow, Reino Unido, la veintiseisava reunión de las partes (países), mejor conocida como COP-26, a finales de octubre y principios de noviembre de este año. En cambio, de la carrera armamentista, se ha hablado muy poco.
Recientemente, y a raíz de las traumáticas elecciones de los Estado Unidos celebradas en el 2020 y en donde fue electo el presidente Biden, salió a relucir que el general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto, contactó al general Li Zuocheng, su contraparte china y le aseguró que los Estados Unidos no atacaría a China y que, en caso de ataque, Milley le avisaría antes. Gracias a la oportuna y responsable intervención de este General (merecedor, en mi opinión, del premio Nobel de la paz) se pudo evitar lo peor: una guerra nuclear.
No es la primera vez que la humanidad se enfrenta al holocausto nuclear, ya sea por la desesperación de un gobernante o por temor a un ataque sorpresa, eso sin contar con la posibilidad de que esto ocurra por accidente. Ya el famoso director de cine Stanley Kubrick había denunciado esto en su película Dr. Insólito (1964) en donde un general estadounidense enloquecido realiza un ataque nuclear sorpresa a la Unión Soviética.
Para tener una mejor idea de lo que esto significa la archiconocida Universidad de Princenton en los EEUU realizó, en el 2019, una simulación de un ataque nuclear entre los EEUU y Rusia. Resultado: 90 millones de muertos y heridos en unas pocas horas y los EEUU totalmente devastados.
Pero retornemos por un momento al otro problema que ya estamos enfrentando: el cambio climático.
La República Dominicana necesita para implementar su NDC (Contribución Nacional Determinada) un total de 17,600 millones de dólares hasta el 2030. Este dinero (que a muchos les parecerá mucho, pero esperen más adelante) se usará para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (nuestra contribución es insignificante menos del 0.07% a nivel mundial, o sea, nada) y adaptarnos a los impactos, que ya están sucediendo, del cambio climático.
Para entender la importancia de esto último pongamos un ejemplo reciente y cercano a nosotros.
Tras el huracán María (2017), el Gobierno de Puerto Rico calculó que requeriría al menos 94 mil millones de dólares para la recuperación y reconstrucción de la isla, tras una catástrofe que dejó 2,975 muertes. Para la República Dominicana, de sucedernos un fenómeno similar, necesitaríamos unos 314 mil millones de dólares (haciendo una simple regla de tres). Esto sin tomar en cuenta los fenómenos que ya estamos padeciendo de aumento de la erosión en las playas debido al aumento del nivel del mar, sequias, inundaciones, etc.
Ahora veamos lo que se gasta en guerra y armamentos: Guerra de Vietnam (1965-1975): 686 mil millones de dólares; Guerra de Afganistán (20 años): 2,190 mil millones (300 millones de dólares por día).
Gasto militar: El gasto militar mundial subió un 2,6% en 2020 pese a la pandemia. EEUU, China, la India, Rusia y el Reino Unido impulsaron el aumento de las partidas a Defensa, que alcanzaron la cifra global de 1,650 mil millones de euros (unos 1,914 mil millones de dólares). En donde EEUU gasta 778 mil millones de dólares; China, 252 mil millones de dólares, etc.
El portaaviones más caro de la historia hasta la fecha lo constituye el USS Gerald R. Ford estadounidense con un costo total superior a los 13 mil millones de dólares (puede transportar 4 mil personas). Los EEUU tienen actualmente un total de 11 portaviones y 2 en construcción.
¿Cuánto necesitamos para combatir, a nivel mundial, el cambio climático? 100,000 millones de dólares al año que deben ser usados por el Fondo Verde del Clima (GCF por sus siglas en inglés) para apoyar proyectos de mitigación y adaptación a nivel global. Eso es igual a aproximadamente un 5% de lo que se gasta en armamentos anualmente a nivel mundial. El GCF tiene actualmente un portafolio de proyectos de 10,000 millones de dólares, apenas un 10% de lo que necesita.
Conclusión: el presidente Abinader tiene una oportunidad de oro en estos momentos para trascender a nivel internacional. Ya sea que participe personalmente o por delegación en la COP 26 podría proponer que, parte de lo que se dedica a la carrera armamentista se destine al GCF (por ejemplo, un 5%). Dada sus buenas relaciones con los EEUU y los demás países podría lograrse esto. Recordemos que ya fuimos parte del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Un aliado importante, por su calidad moral, sería el Vaticano a través del Papa Francisco que ha demostrado, innúmeras veces, su interés por el cambio climático y por reducir la carrera armamentista. Esto también sería de gran utilidad para los militares que ya están sufriendo los impactos del cambio climático en las bases navales y en otros lugares además de darles un tono verde a sus acciones.